Ayer me asaltó una especie de terror nocturno con visiones de chicas que se arrancaban los dientes y canciones de Frank Sinatra traducidas al griego. Se llamaba 'Canino' y puede que fuese una película, pero quizá sólo era una pesadilla disfrazada de cine.
No solemos valorar las pesadillas como lo hacemos con las películas. No decimos "pues la pesadilla que tuve anoche estaba realmente bien" o "la historia que contaba era muy interesante". Por eso, quizá no debamos valorar 'Canino' como lo haríamos con un filme. Porque no es un filme: es un artefacto hecho de retales de un subconsciente algo perverso. O sea, un subconsciente al uso.
En los sueños trastocamos las caras y los nombres. Por eso, Frank Sinatra puede cantar para nosotros, sus nietos, 'Fly me to the moon'. Y resulta que, si traducimos la letra de este standard al griego, nos encontramos con un mensaje de amor fraternal. Y si el sueño se torna pesadilla, la letra dirá que amamos nuestro hogar más que a nuestros hermanos y, por tanto, nunca podremos salir de él.
Lo bueno es que las películas se terminan y uno se despierta. O lo malo. Imagínate apellidarte Sinatra.
1 comentario:
me encantan estas críticas off the cinema.
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