Tradicionalmente, las esposas de los altos mandatarios no aparecían demasiado en los medios, salvo por una excepción: la mujer del presidente norteamericano. Pero, como Laura Bush permaneció (casi) siempre en un discreto segundo plano, parecía que esta costumbre había llegado a su fin en todo el mundo.
Porque, justo ahora, por fin vemos a mujeres dirigir estados. Y, normalmente, no van acompañadas de sus maridos. Pero, quizá precisamente por eso, las primeras damas han vuelto a saltar a la palestra. Y no gracias a Michelle Obama, no. Yo más bien le echaría la culpa a Carla Bruni (ella, antaño tan pop). Y en estas que yo, tan pendiente de la actualidad, he descubierto en mí una inquietante obsesión por Miyuki, la esposa de Yukio Hatoyama, primer ministro de Japón.
Porque, justo ahora, por fin vemos a mujeres dirigir estados. Y, normalmente, no van acompañadas de sus maridos. Pero, quizá precisamente por eso, las primeras damas han vuelto a saltar a la palestra. Y no gracias a Michelle Obama, no. Yo más bien le echaría la culpa a Carla Bruni (ella, antaño tan pop). Y en estas que yo, tan pendiente de la actualidad, he descubierto en mí una inquietante obsesión por Miyuki, la esposa de Yukio Hatoyama, primer ministro de Japón.
El motivo: una imagen vale más que 1000 palabras.




Por supuesto, tan inefable personaje ya tiene su página de Facebook: Miyuki Hatoyama, primera dama, abducida y viajera interestelar. Yo me hago fan ahora mismo.
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