Allá donde vayas, siempre encontrarás un fan de Raymond Carver. Bueno, hay que aclarar esta afirmación: si te juntas con indies que van de culturetas, siempre hay alguno al que le apasionan los cuentos de este narrador norteamericano. Por eso, al final, acabé picando y leí 'De qué hablamos cuando hablamos del amor'.
Los cuentos que componen este librito van de vicisitudes sentimentales de poca monta y sordidez suburbana, por eso inmediatamente me recordaron a una novela llamada 'Trenes hacia Tokio'. ¿Qué no sabes quién la escribió? ¿Es que a esta alturas no conoces al santo patrón del blog? Claaaro que sí, es él, ¡el inefable Alberto Olmos!
Tanto 'Trenes hacia Tokio' como 'De qué hablamos cuando hablamos del amor' están compuestos de relatos breves que utilizan un estilo aparentemente sencillo. Ambos pretenden desmontar los tópicos sobre un país, el primero, sobre Japón, y el segundo, sobre los EEUU, retratando las zonas más siniestras de su idiosincrasia. El primero es una novela que puede leerse como un conjunto de cuentos y el segundo son cuentos que se pueden leer como una novela. En ambos, el hastío y la desesperación marcan el devenir cotidiano de los personajes, que parecen siempre a punto de desembarcar en una tragedia. Ésta, sin embargo, no acaba de producirse.
Será porque la mediocridad es la mayor de las tragedias. Y de eso por estas páginas hay un rato. ¿Que si me ha gustado Raymond Carver? ¡Es que Alberto Olmos es Dios!
3 comentarios:
bONITo!
Pero a ver, Dios: si este post se titulaba 'Alberto Olmos es Dios', y ahora se titula otra cosa... significa que has dejado de ser Alberto Olmos?
Estimado anónimo: ¿ein?
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