Menudo San Isidro el de este año, vaya un exceso de actividades y eventos repartidos por toda la ciudad. Así que este año la elección era complicada, aunque ciertas cosas ya las daba por descartadas, como el megaevento de la Gran Vía, que si ha servido es para una cosa, probar la posible peatonalización de la calle. Con un resultado muy claro: caos. Y al igual que el viernes elegimos el concierto de Kusturika, en ese descampado cercano al Matadero, el sábado nos decantamos por el Universimad, o lo que es lo mismo el eclecticismo disfrazado de festival, que celebraba su séptima edición.
La mañana empezó con unos conciertos para ir abriendo boca, que incluían a La Habitación Roja, hasta que The Rights Ons, hicieron lo que les correspondía, un conciertazo. Después empezarían los Premios Villa de Madrid, cinco bandas participantes, de las cuales simplemente dos se veían capacitadas para llevarse algo, los ganadores Naive, un gran sonido country folk desde Logroño, y los cordobeses Chicomalo, que se llevaron el segundo premio, además de dos más, el mejor guitarrista y un premio especial que consiste en girar con la iniciativa Artistas En Ruta, que era el más apetecible de todos. Así que se les puede considerar los ganadores morales. Por cierto muy feo el detalle de la organización de no subir a todos los participantes al escenario durante la entrega de premios.
Tras el concurso, de nuevo tocaba ver a artistas ya consagrados, entre ellos Tulsa, con un gran directo, aunque en un momento poco adecuado de la tarde y Digital 21 y Ana Curra, curioso experimento que reivindica la primera movida, y digno de ver sólo por el rescate de temas como 'Quiero ser Santa' o 'Autosuficiencia', con la que acabaron su show, y por las caras de la gente que no sabía qué era lo que estaban viendo. Turno luego para Najwa, que me aburrió soberanamente, canciones con unas bases con exceso de graves, y demasiado densas para un directo como el de ayer, pero eligió centrarse en su nuevo disco en lugar de un concierto con sus temas más conocidos.
Y para terminar Amparo Sánchez y su ridícula manera de hablar, es jienense que yo sepa y lo del acento cubano no sé a cuento de qué viene. Dio un concierto bueno, lógico con la banda que lleva, acercándose a los sonidos de sus amigos de Calexico en esta nueva etapa pero que se estropea en cuanto ella abre la boca, porque todo se vuelve Amparanoia, a pesar del cambio.
1 comentario:
que buenísimo Digital 21 y que aburrida Nawja
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