Una historia veraniega de esas que empiezan en un avión, siguen con una rave improvisada en cualquier parte y acaban donde deberían acabar todas las historias caniculares: en el fondo del mar.
Desde la primera vez que lo vi, siento debilidad por este videoclip (Y por Conor, sí, vaaaale...).
Desde la primera vez que lo vi, siento debilidad por este videoclip (Y por Conor, sí, vaaaale...).
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