26/4/12

El triste fin de las cantautoras de los 90

Reuniendo los pedazos de mi devastada colección de discos de los 90, me encontré con un número inusitadamente alto de trabajos de cantautoras americanas. Aquella década infausta y maravillosa a partes iguales supuso una auténtica invasión de muchachas lánguidas que, empuñando sus sempiternas guitarras, le cantaban al amor, al desamor o a cualquier otro sentimiento elevado que enturbiase sus virginales almas y que soñaban con alcanzar el número 1 del Billboard con sus dulces voces y sus melodías pegadizas. Todas provenían eran norteamericanas, pues las inglesas demostraron ser mucho más indigestas para la radiofórmula: PJ Harvey era demasiado agresiva y Björk, que era islandesa pero vivía en Londres, demasiado raruna. Por eso, las emisoras de pop de todo el mundo sucumbieron bajo el asalto de Sophie B. Hawkins, Sheryl Crow, Danielle Brisebois, Jann Arden, Joan Osborne, Jewel, Merril Bainbridge (ésta era australiana), Tasmin Archer, Abra Moore, Liz Phair, Lisa Loeb, Heather Nova, Natalie Merchant, Sarah McLachlan, Paula Cole, Ani DiFranco... Fiona Apple o Aimee Mann demostraron ser sutilmente distintas aunque al principio se mimetizasen con el ambiente dominante de dulzura, mediocridad y estribillos pegajosos. 

  
Danielle Brisebois, flor de un día 

El origen de esta avalancha se puede rastrear en el éxito a finales de los 80 de gente como Suzanne Vega o Tanita Tikaram, que se alejaban del registro pop triunfante en aquella época, encarnado por la reina absoluta de este estilo, la inefable Madonna. Aunque siempre hubo cantautoras, claro, y todas deseaban emular a Joni Mitchell o a Marianne Faithfull. Bueno, excepto Tori Aimos, a la que le dio por imitar a Kate Bush. El caso. La cosa se desinfló cuando el segundo disco de la canadiense Alanis Morissette fue en un sonado fracaso. El primero, 'Jagged little pill', se había convertido en el álbum más vendido de la historia, otorgando nuevo brío al movimiento de las cantautoras yankis, que se desinfló de pronto cuando las discográficas se dieron cuenta de que el éxito de Alanis, una suerte de PJ Harvey mainstream, había sido tan fugaz como lo fue el de la mayoría de aquellas chicas, que, como estrellas fugaces, brillaron un instante y después cayeron a plomo. Así que las compañías se aprestaron a buscar recambios porque, horror, corría el año 1998 y Britney Spears acababa de debutar. 

La consecuencia fue que se rebajó la edad de las nuevas artistas hasta la postadolescencia y así nacieron despropósitos como Avril Lavigne, especie de miniAlanis, Michelle Branch o Vanessa Carlton, que tampoco es que tuvieran demasiada repercusión. Mientras, ajena al triunfo de las desbocadas hormonas juveniles, surgió una nueva ola de cantautoras americanas, el rescoldo de aquel incendio, que ni podemos considerar One Hit Wonders porque ni siquiera tuvieron un éxito. ¿O es que alguien se acuerda de Dana Glover, Shea Sager o Chantal Kreviazuk? Actualmente, el pop femenino que encandila a la mitad del mundo que escucha la radio se mueve entre la diva soul, tipo Adelle, o la putarraca davidguettizada, tipo Rihanna. Las cantautoras se han vuelto indies o han sucumbido al dance. Porque, ¿acaso no es Lady Gaga la cantautora mainstream más destacada de la actualidad? Aunque, para los que sentimos añoranza de aquella época, nos queda el inesperado éxito de Lana del Rey, que, quién sabe, podría ser la avanzadilla de un nuevo asalto de mujeres decididas a pasar del electropop y reivindicar el legado de Janis Joplin. O, al menos, el de Carole King. 

Y ahora es cuando me pregunto si este blog será asimismo como una estrella fugaz en el atestado firmamento de bitácoras musicales de habla hispana o, como ha ocurrido con el esperado retorno de nuestra admirada Fiona Apple, que nos acaba de regalar una joya llamada 'Every single night', lograremos sobrevivir entre altivas indies, pretenciosas folkies y guarronas Katy Perrys. Hasta entonces, hasta luego.


1 comentario:

Valentina dijo...

te olvidaste de Natalie Imbruglia! :) personalmente pienso que Lana del Rey es excesivamente artificial para que la tengan tan arriba. Le falta espontaneidad, está demasiado calculada.